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¿Qué pasa con ellas?

Investigando para hacer este trabajo he encontrado una larga lista de filósofas, y eso me lleva a pensar que el campo de la filosofía realizada por mujeres está repleto de ejemplos aún por descubrir, esperando a que alguien les dé voz. Y es por ello, que, con esta entrada, he pretendido hacer un pequeño homenaje a la filosofía del otro 50% del planeta, y aportar mi pequeño granito de arena para que se las conozca un poco más y alcancen el lugar que se merecen y que les corresponde. Desde la antigüedad se ha tenido conocimiento de mujeres que se han dedicado a la filosofía. Existen testimonios de mujeres filósofas, al menos desde la Grecia antigua, y un número relativamente pequeño de ellas llegaron a ser consideradas como tal en las épocas antigua, medieval, moderna y contemporánea, especialmente durante los siglos XX y XXI, pero apenas hay mujeres filósofas que hayan entrado en el canon filosófico occidental. Algunas de las más relevantes son: Teano de Crotona (siglo VI a

Hume: ¿filósofo o poeta?

David Hume fue un filósofo, economista e historiador escocés, considerado una de las figuras más importantes de la filosofía occidental y de la ilustración escocesa. En su obra defiende el empirismo, una teoría filosófica que destaca el papel fundamental que tienen la experiencia y la percepción sensorial en la formación del conocimiento. Hume llegó a afirmar que lo único que realmente conocemos son nuestras impresiones. Sostenía que todo conocimiento deriva en última instancia de la experiencia sensible, siendo esta la única fuente de conocimiento y sin la cual no se podría lograr saber alguno. Ha pasado a la historia dentro de la corriente empirista que muestra que el poder de la experiencia práctica es vital para poder considerar algo como probable. Este autor resaltó la importancia del aprendizaje, los hábitos y la inexistencia de conocimiento primordial innato. Pero, además, como todo filósofo, ha profundizado en las raíces de la felicidad humana, siendo conocido

Descartando a Descartes

René Descartes fue un filósofo y matemático francés, nacido en el siglo XVI. Es considerado padre de la filosofía moderna de una corriente de pensamiento que adquirió el término de Racionalismo. El Racionalismo acentúa el papel de la razón en la adquisición del conocimiento y su gran misión fue la búsqueda de la verdad. Como hombre de ciencias que era, Descartes, quiso emplear el método matemático también en la reflexión filosófica. La exactitud de las matemáticas le llevó a pensar si esta exactitud podría llevarse a otros campos: “lo que es verdad es realmente verdad”. Por ello, quiso utilizar la misma herramienta que empleamos cuando trabajamos con números, la razón, siendo “el discurso del método” una de sus obras más importantes para dirigir la razón y hallar la verdad en las ciencias. Descartes trató de encontrar un primer principio evidente a partir del cual desarrollar su filosofía, para lo que utilizó un método: “la duda”. Descartes duda de todo, especialmente de lo que

La magia y el siglo XXI

La magia se basa en el principio de que hay una relación concreta entre las cosas que se ven y las que no se ven, que las que no se ven están animadas por fuerzas espirituales y que existe la posibilidad de entrar en contacto con estas fuerzas y actuar sobre ellas, modificando la realidad. La magia de la edad medieval tuvo que transitar entre la mística de la naturaleza pagana y la religión dogmática romana. En muchos textos de la Edad Media figuran místicos remedios, encantos y recetas para curar males desde el desamor a la mala suerte, y hasta brebajes para invocar infortunio a fieros rivales. Todo esto suena sospechosamente a magia y para las personas de la época, eran rituales en los que depositaban su fe. La magia médica y la magia protectora se consideraban útiles, y se llamaban “blancas”, mientras que la brujería era considerada mala y “negra”, pero la diferencia entre estas frecuentemente dependía de la perspectiva, por ejemplo, si un curandero trataba de sanar a un p

Creo que soy algo cínica...

Cuentan que un día caminando por Atenas, Diógenes, vio a un niño bebiendo agua de la fuente con sus manos y entendió que no necesitaba cuenco o escudilla para el agua. De esta forma, Diógenes dice “este muchacho me ha superado en sencillez y me ha enseñado que todavía tengo cosas superfluas", mientras tiraba su escudilla. En otra ocasión, Diógenes estaba tomando el sol delante del tonel en el que vivía cuando Alejandro Magno (el hombre más poderoso del mundo en aquel momento) se presentó ante él. Alejandro, admirado por la forma de pensar y actuar de Diógenes, le dijo “pídeme lo que sea, puedo concederte lo que quieras” a lo que Diógenes contestó “solo necesito que te apartes un poco y no me tapes el sol”. En ese momento, los soldados que acompañaban a Alejandro se reían a carcajadas, pensarían “vaya tonto, le acaba de ofrecer lo que sea y solo quiere tomar el sol”. Alejandro, sin embargo, les hizo callar admirado, y dijo “si algún día vuelvo a nacer, me gustaría volver a s

Yo, con Aristóteles no me casaba.

Dice Aristóteles, que los "débiles por naturaleza" merecen más indulgencia por tener en ellos la naturaleza de la debilidad y tener inmensamente más difícil resistirse a los vicios. Cuando se encuentran estos párrafos misóginos se suele decir "Es que es un hombre de su tiempo" intentando exculparle de su machismo, argumentando que en tanto que "hombre de su tiempo" no podía escapar a la visión de las cosas que tenían sus contemporáneos, condicionado por las circunstancias propias de su tiempo. Aristóteles, lejos de reflexionar sobre la estructura de la sociedad y sobre la justicia en las polis, reafirma la tradición sociohistórica recibida respecto a la superioridad del varón sobre la mujer establecido por la cultura patriarcal; ignora que la subordinación no viene dada por el orden natural, sino por un orden social. Yo me niego a exculpar a Aristóteles de estos comentarios, más bien prefiero decir que no estuvo a la altura de la universalidad, y

¿Qué pensaría Platón sobre la política actual?

Toda la filosofía de Aristocles, más conocido como Platón, tenía fundamentalmente un objetivo político. El objetivo de la filosofía platónica era instaurar un nuevo orden político, regenerar el estado y acabar con la corrupción moral. Platón, que procedía de una familia perteneciente a la aristocracia ateniense, no soportaba ver como la democracia se había convertido en, textualmente, un “mercado de charlatanes”. Para Platón, la política era un arte técnico, un conocimiento orientado a la consecución del bien de la ciudad, y opinaba que en la democracia de Atenas lo menos importante era llevar a buen puerto a la ciudad, sino que la política estaba dominada por completo por la retórica y las luchas de poder. Esta situación le parecía intolerable; pensaba que los políticos tenían no solo el deber, sino el honor de buscar la verdad y la justicia para la ciudad. Para él, los políticos y gobernantes han de ser personas justas, que no vayan al gobierno movidos por la ambición de poder o