Creo que soy algo cínica...


Cuentan que un día caminando por Atenas, Diógenes, vio a un niño bebiendo agua de la fuente con sus manos y entendió que no necesitaba cuenco o escudilla para el agua. De esta forma, Diógenes dice “este muchacho me ha superado en sencillez y me ha enseñado que todavía tengo cosas superfluas", mientras tiraba su escudilla.

En otra ocasión, Diógenes estaba tomando el sol delante del tonel en el que vivía cuando Alejandro Magno (el hombre más poderoso del mundo en aquel momento) se presentó ante él. Alejandro, admirado por la forma de pensar y actuar de Diógenes, le dijo “pídeme lo que sea, puedo concederte lo que quieras” a lo que Diógenes contestó “solo necesito que te apartes un poco y no me tapes el sol”. En ese momento, los soldados que acompañaban a Alejandro se reían a carcajadas, pensarían “vaya tonto, le acaba de ofrecer lo que sea y solo quiere tomar el sol”. Alejandro, sin embargo, les hizo callar admirado, y dijo “si algún día vuelvo a nacer, me gustaría volver a ser Alejandro Magno, pero si esto no es posible, me gustaría ser Diógenes”.

Diógenes fue el más famoso de los cínicos. Los cínicos enseñaron que la verdadera felicidad no depende de cosas externas tales como el lujo, el poder político o la buena salud. Enseñaron que la verdadera felicidad no consiste en depender de esas cosas tan fortuitas y vulnerables, y precisamente porque no depende de esas cosas puede ser lograda por todo el mundo.

Yo, precisamente no estoy de acuerdo con su filosofía, creo que no es posible vivir una vida feliz si tienes preocupaciones realmente importantes, como padecer una enfermedad, o estas sufriendo por algún motivo. Así mismo, el hecho de que creyeran que no debíamos preocuparnos del sufrimiento de los demás es impensable, pues para mí, el sufrimiento de un ser querido acaba convirtiéndose en un sufrimiento propio, ya que una persona también lo pasa mal si los de su alrededor sufren, y como dije antes no eres feliz si sufres o estas preocupado.

Sin embargo, si que creo que los cínicos tenían razón en algunas cosas como, por ejemplo, que poseer gran cantidad de dinero o vivir rodeado de lujo no te da la felicidad. Pues puedes ser extremadamente rico, pero como no estés a gusto con los que te rodean y sobre todo contigo mismo, es difícil que llegues a ser totalmente feliz.

Por otro lado, puedes no disponer de gran liquidez económica, pero si gozas de salud y, más o menos, tienes cubierto lo básico para poder vivir sin preocupaciones, serán los pequeños y económicamente insignificantes detalles los que te den la felicidad. Pues no hay dinero que pueda comprar una sonrisa de un ser querido, un abrazo en el momento indicado, el orgullo de unos padres, etc.

No obstante, con esto no quiero decir que debiéramos desprendernos de todas las comodidades que poseemos, pues no creo que sea malo vivir cada uno lo mejor y más cómodamente que pueda (siempre y cuando no haga daño a nadie con ello o para conseguirlo) ya que esas comodidades están únicamente para hacernos la vida más fácil y tampoco tenemos porque renunciar a ellas, porque no vamos a ser más, o menos felices por tenerlas o no tenerlas y se puede ser feliz tanto con, como sin ellas. El que pueda permitírselo, simplemente, que se lo permita; ojalá todos pudiesen hacerlo, claro, pero ese ya es otro asunto totalmente distinto.

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