¿Qué pasa con ellas?
Investigando
para hacer este trabajo he encontrado una larga lista de filósofas, y eso me lleva a pensar que el campo de la filosofía realizada
por mujeres está repleto de ejemplos aún por descubrir, esperando a que alguien
les dé voz. Y es por ello, que, con esta entrada, he pretendido hacer un pequeño homenaje a la filosofía del
otro 50% del planeta, y aportar mi pequeño granito de arena para que se las
conozca un poco más y alcancen el lugar que se merecen y que les corresponde.
Desde
la antigüedad se ha tenido conocimiento de mujeres que se han dedicado a la
filosofía. Existen testimonios de mujeres filósofas, al menos desde la Grecia
antigua, y un número relativamente pequeño de ellas llegaron a ser consideradas
como tal en las épocas antigua, medieval, moderna y contemporánea,
especialmente durante los siglos XX y XXI, pero apenas hay mujeres filósofas
que hayan entrado en el canon filosófico occidental. Algunas de las más
relevantes son:
Teano
de Crotona (siglo VI a. C.)
Fue una matemática griega, miembro de la
escuela pitagórica y esposa del propio Pitágoras.
Se le atribuyen tratados de matemáticas, física y medicina, y también sobre la proporción áurea. Tras la muerte de Pitágoras, Teano dio clases y orientó
espiritualmente a sus pupilos en la virtud y la honradez.
Hiparquía (360-280 a.C)
Hiparquía de Maronea militaba
en la peculiar escuela cínica fundada
por Antístenes. Fue autora de tres libros y consiguió colarse en las reuniones
y banquetes que organizaban los filósofos del siglo, aunque más de uno no viera
con buenos ojos su presencia. Cuando murió, hicieron una fiesta en su honor
desde la escuela en el pórtico de Atenas y declararon esa fecha como el día de
la incorporación de la mujer al mundo la filosofía cínica.
Christine de Pizan (1364-1430)
Se la conoce como la primera escritora profesional de la historia, además de ser filósofa
y poeta humanista. Su obra ‘La ciudad de las damas’ (1405), se sitúa en el
inicio de la llamada querella de las mujeres, un debate literario surgido en torno a la situación de las
mujeres y su defensa frente a la situación de subordinación que marcaba la
época. Además, sus poemas se organizan en colecciones con una trama narrativa
extraída de su experiencia personal. Gran parte de su trabajo contenía
información biográfica detallada, algo inusual en esa época y sus primeros
poemas y baladas de amores perdidos transmitían la tristeza de su prematura
viudez.
Marie Le Jars de Gournay (1565-1645),
Mujer culta y
ampliamente respetada en su tiempo (aunque más tarde fuera olvidada), gran seguidora de los escritos de
Montaigne, aseguraba en su obra Sobre la igualdad de hombres y mujeres que
“estrictamente hablando, el ser humano no es ni masculino ni femenino: los
sexos distintos no están ahí para establecer y señalar una diferencia, sino que
sirven solamente para la reproducción. La única característica esencial radica
en el alma dotada de inteligencia”. Marie decidió permanecer soltera y,
producto de su gran cultura y tesón para el estudio, fue artífice de uno de
los salones franceses más eminentes en el que se reunían
intelectuales de diverso calado donde se hablaba sobre literatura, política o
filosofía. El mismísimo cardenal Richelieu fue un confeso admirador de Marie.
Olympe de Gouges (1748-1793)
Siglos después de
Hiàrquía, seguía en tablas la lucha contra de la mujer por lograr los mismos
derechos que los hombres. Olympe de Gouges fue el seudónimo utilizado por Marie Gouze, escritora, dramaturga,
panfletista y filósofa política francesa. Como otras feministas de su época, la
autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana (1791)
fue abolicionista y murió en la guillotina por defender a los Girondinos.
Mary Wollstonecraft (1759-1797)
Una de las grandiosas figuras del
mundo moderno, escribió novelas, cuentos, ensayos, tratados, un relato de viaje
y un libro de literatura infantil. En su obra ‘Vindicación de los derechos de
la mujer’ (1792) argumenta que las mujeres no son por naturaleza inferiores al
hombre, sino que parecen serlo porque no reciben la misma educación. La autora
creó en sus obras un orden social
basado en la razón y, precisamente, con esta obra estableció las
bases del feminismo moderno y la convirtió en una de las mujeres más populares
de Europa de la época. Hay quienes consideran que se trata de la primera
filósofa feminista.
Sophie de Grouchy (1764-1822)
Esta intelectual del siglo XVIII
asistía a escondidas a las clases que recibía su hermano pequeño y así aprendió
a hablar varias lenguas. Organizaba tertulias filosóficas en las que se reunían eruditos
como D’Alembert, Adam Smith, Thomas Jefferson e incluso Olympe de Gouges. Tras
el final de El Terror jacobino, volvió a retomar su carrera literaria y en 1798
publicó su obra más famosa: ‘Lettres sur la Sympathie’, que acompañó a su
traducción al francés de la ‘Teoría de los sentimientos morales’ de Adam Smith.
Harriet Taylor Mill (1807-1858)
Filósofa inglesa del feminismo y luchadora por los derechos humanos, se
educó en una casa devota del unitarismo y con 19 años se casó con John Taylor.
Tras su muerte, en 1852 se volvió a casar con el filósofo del utilitarismo John
Stuart Mill, en quien ejerció una influencia con sus ideas feministas. Durante
su vida escribió varios ensayos pero pocos llegaron a publicarse en vida: su
obra sigue el deseo de establecer la igualdad definitiva entre hombre y mujer
en educación, matrimonio y ante la ley, destaca ‘La emancipación de las
mujeres’.
Lou Andreas-Salomé (1861-1937)
Una de las primeras mujeres que entró en la
universidad de Zurich (Suiza). Fue admirada por Nietzsche, Paul Rée y Rilke.
Freud dijo de ella que era una mujer “de peligrosa inteligencia”. Gracias a
esta última amistad se interesó por el psicoanálisis y consiguió ser una de las pocas mujeres
aceptadas en el círculo psicoanalítico de Viena.
María Zambrano (1904-1991)
Esta pensadora, filósofa y ensayista malagueña cuya
extensa obra, entre el compromiso cívico y el pensamiento poético, no fue
reconocida en España hasta el último cuarto del siglo XX.
De padre filósofo, se formó junto a
Zubiri y a Ortega Gasset. Fue condenada al exilio, como muchos pensadores. Después
de un largo exilio, y siendo ya anciana, recibió los dos máximos galardones
literarios concedidos en España: el Premio Príncipe de Asturias en 1981 y el
Premio Cervantes en 1988. Entre sus obras, se puede destacar “El hombre y lo
divino”.
Hannah Arendt (1906-1975)
Filósofa y teórica política alemana, fue una de las
personalidades más influyentes del siglo XX. Trabajó como periodista
y maestra de escuela superior y publicó obras importantes sobre filosofía política, aunque rechazaba
ser clasificada como tal, donde defendía el concepto de pluralismo en la
política. Fruto de estos pensamientos se situaba de forma crítica frente a la
democracia representativa y prefería un sistema de consejos o formas de
democracia directa.
Simone de Beauvoir (1908-1986)
Existencialista, marxista y
fundadora de la segunda ola del feminismo, esta escritora, profesora y filósofa
francesa fue una firme defensora de los derechos humanos de la mujer. Sus
novelas, ensayos, biografías y monográficos se enmarcan en la corriente
filosófica del existencialismo y su obra “El segundo sexo” se considera
fundamental en la historia del feminismo. Criticó
analíticamente ciertas prácticas de la sociedad, como el amor romántico y el
matrimonio.
Philippa Foot (1920-2010)
Filósofa inglesa que revivió el pensamiento
aristotélico. Su trabajo sobre ética describió el trolley problem –un
experimento social enfocado en la psicología moral. Entre sus principales obras
se encuentra Virtudes y vicios.
La mujer y la filosofía siempre
se ha mantenido en un completo tabú, han sido condenadas a ser y existir en un
mundo construido por hombres y según estudios posteriores algunos filósofos
occidentales atribuían incluso al hombre un carácter racional y a la mujer un
potencial más emotivo e intuitivo. De esta opinión fueron Aristóteles, Tomas de
Aquino, Rousseau, Hegel, Schopenhauer y Nietzsche.
En
1690 el escritor Gile Ménage, escribió un libro que hizo justicia a las
mujeres, en él reúne las andanzas filosóficas de 65 mujeres a las que, de no haber sido por su compilación, hoy
difícilmente encontraríamos en los manuales tradicionales. “no es que no hayan existido mujeres que filosofaran, es que los
filósofos han preferido olvidarlas, tal vez después de haberse apropiado de sus ideas”, reflexionaba Umberto Eco después
de ojear este libro. Tal vez los hombres llevasen tanto tiempo monopolizando, no solo la filosofía, sino el resto de las disciplinas, que el hecho de que una mujer pudiese superarles o quitarles protagonismo les atemorizaba y en ese caso, ¿para qué jugársela?, pudiendo seguir como hasta entonces, estaba claro que no iban a querer que ellas recibiesen un papel en el que consideraban su territorio. Prueba de ello es la calificación que hace Freud de Lou Andreas-Salomé a la que atribuye una "peligrosa inteligencia".
Así, durante este curso en la clase de filosofía hemos estudiado el pensamiento
filosófico desde la antigüedad hasta el siglo XIX, y me ha llamado la atención
que la imagen típica del filósofo es la de un señor blanco, con barba y muerto.
Y yo me pregunto ¿Por qué no hemos hablado de mujeres en la clase de Filosofía?
¿Es que ellas no filosofan?, ¿acaso no hay mujeres filósofas? Evidentemente sí.
Filosofar es una necesidad y una capacidad humana, no es un privilegio
masculino. Pero, entonces, ¿Qué pasa con ellas?
Buena entrada, Elena.
ResponderEliminarSaludos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar